Todas las porno (no) son iguales

Si hay una frasecita que retrata al que lo dice como absoluto ignorante en la materia, ésta es: "Todas las porno son iguales". Valiente memez.

Pero como a veces se hace un poco pesado tener que entrar en discusiones sobre este tema con personas que no han visto más allá de cuatro fragmentos en alguna fiesta de cumpleaños con sus colegas, lo mejor es que paseis el link de este artículo al bocazas en cuestión para ilustrarlo un poco, o en su defecto, lo imprimais y se lo estampeis en la cara. No, todas las porno no son iguales. Y aquí está la muestra.

Tipos de porno

La única división que debería importarnos es la de bueno o malo, porque a fin de cuentas, lo demás va en gustos. Pero si por algo se caracteriza el porno es por tener una riqueza bastante amplia de registros, distintos modos de expresar lo mismo, el acto sexual.

Lo habitual es que entre los mismos aficionados surja la controversia, motivada porque al que le gusta un tipo de porno, los otros no suelen ser de su agrado, pero precisamente por existir tantas y tan diferentes clases de porno, este es un producto con una aceptación tan amplia. Así que, en lugar de descalificar lo que no nos guste, hay que alegrarse de que el porno se pueda consumir de tantas formas distintas.

Reality Porn

Es la tendencia más en boga, seguramente porque está provista de una naturalidad que hasta hace unos años era desconocida. Los protagonistas registran con su cámara episodios supuestamente reales, en donde la chica puede o no ser consciente de que va a protagonizar una escena.

Evidentemente,- y a estas alturas cualquier buen aficionado al porno lo sabe- las chicas que participan lo saben SIEMPRE.  Otra cosa es que se consiga el efecto deseado y algunas personas puedan llegar a creer que todo ha sucedido de forma casual.

Porno argumental

Hablamos aquí del tradicional formato largometraje. Una pieza, normalmente de entre 90 y 120 minutos, que incluye de 5 a 8 escenas de sexo integradas con mayor o menor acierto en una historia. A pesar de que muchos quieran darlo por muerto, es un tipo de porno que nunca desaparecerá, puesto que tiene su público.

La reducción de los rodajes de porno argumental ha supuesto una especie de selección natural en la que sólo los directores con cierto talento graban regularmente productos de este tipo. En España aún podemos encontrar propuestas de este tipo gracias a Roberto Valtueña, mientras en Estados Unidos, todavía podemos dar gracias a que directores como Paul Thomas, Brad Armstrong o Eli Cross siguen demostrando su talento.

Gonzo

El legado que John Stagliano dejará al porno es este nuevo enfoque descubierto allá por comienzos de los años 90. Por primera vez el cámara formaba parte de la acción e interactuaba con los protagonistas, además de incluir un dinamismo no visto hasta entonces. El gonzo es sexo por sexo, sin justificaciones, tan sólo un cámara, los protagonistas, y una escena lo más cañera y potente posible.

Porno feminista

Aunque algunos quieran bautizarlo como porno para mujeres, cabría calificarlo más como porno feminista, ya que busca dar un contrapunto al enfoque tradicional del porno otorgando un mayor protagonismo a la mujer.

Erika Lust es la bandera de este movimiento en España, pero por supuesto, hay muchas otras manifestaciones de este tipo en el extranjero. Incluso existe un festival que acoge este tipo de productos, que generalmente, suelen tener una estética cinematográfica y muy cuidada.

POV

Nacido a raíz del gonzo, el POV (punto de vista subjetivo) se ha convertido en un subgénero dentro de otro subgénero. La cámara adopta el papel del espectador, de forma que éste tiene la sensación de ser el propio protagonista de la escena.

Parodias

Aunque el porno siempre había tratado de aprovechar el tirón comercial de las grandes películas, los remakes no eran un producto del que el porno pudiera enorgullecerse. Sin embargo, en los últimos tiempos, y ya rebautizadas como "parodias", este tipo de porno ha cobrado un importantísimo auge.

Y es que, apoyadas en su gran aceptación, a las compañías no les ha dolido prendas el poner toda la carne en el asador y otorgar generosos presupuestos a verdaderos especialistas, como Will Ryder o Axel Braun.

Viñetas

Fue en los 90 y de la mano de Private, cuando las viñetas tuvieron su mayor auge. Se trata de un producto en el que la escena de sexo se justifica en base a una ligera introducción, sin demasiado esfuerzo en perfilar personajes o contar una historia, sino más bien en exponer una situación. Podríamos calificarlo como una especie de híbrido entre porno argumental y gonzo.

Alt Porn

Una tendencia estética minoritaria, pero que cada vez consigue más adeptos. El Alt propone un porno diferente, con unos protagonistas que posean un look entre radical y contestatario. En España son Pablo Fross, Irina Vega y Silvia Rubí, los principales exponentes, pero el porno alternativo contiene todo un amplísimo universo que fue recogido de forma excelente por Albert Sanz en una trilogía de artículos que puedes encontrar aquí, aquí y aquí.

Porno filosófico

Sin que exista una calificación que lo defina como tal, podemos incluir aquí todos aquellos productos que tratan de trascender más allá del puro entretenimiento y calificar el porno como manifestación intelectual. En su momento fueron los hermanos Lapiedra los defensores de este tipo de porno, pero no han sido los únicos que han tratado de vincular las cuestiones metafísicas a la carne.

La característica común de este tipo de porno es la cara de tonto que se te queda  al tratar de comprender el mensaje subliminal que al parecer sólo unos pocos iniciados son capaces de captar, junto a una estética extraña y surrealista.

Porno soft

Michael Ninn y Andrew Blake son considerados los principales exponentes de un tipo de porno que da preferencia a lo visual sobre cualquier otro aspecto. El objetivo no es tanto excitar como crear imágenes bellas, para lo que juegan con luces, cámara lenta y efectos varios. Afortunadamente, el mismo nivel de exigencia estética suele mostrarse con las actrices, por lo cual en este tipo de productos solemos encontrar auténticas bellezas.

Porno amateur

No es tanto lo que se cuenta, ni como se cuenta. El porno amateur tiene su principal seña de identidad en el físico de sus protagonistas, que son gente normal, con los defectos comunes a cualquier mortal. Precisamente es esa identificación lo que supone su principal fuerza, ya que en este caso, la excitación del espectador viene por el hecho de saber que esas personas se prestan a hacer sexo ante la cámara por morbo y placer, no por tratarse de su trabajo.

Porno Freak

Puede resumirse en el hecho de mezclar chicas bellas con hombres muy poco agraciados o con algún tipo de tara. Si bien este tipo de escenas ya habían tenido presencia en muchas películas de forma ocasional, no ha sido hasta que Torbe le puso el calificativo y lo entendió como una práctica habitual cuando aquí en España lo hemos conocido como tal.

Eso sí, este tipo de producto no es exclusivo de nuestro país. Incluso en Estados Unidos, donde The Minion puede competir perfectamente por el calificativo de rey del porno freak, tienen sitios especializados en combinar preciosidades con sementales difíciles de mirar.

Porno fetish

Su característica principal es que la atención se centra en determinados objetos o zonas del cuerpo relacionadas con los mismos, así como una profusión de elementos de atrezzo que no son propias en otros tipos de porno.

Cueros, sogas, zapatos de tacón alto, pies...los fetichismos son inacabables, y el porno fetish se recrea en una parafernalia visual que va más allá de los modelos que toman parte en las escenas. El envoltorio, en este caso, es tan importante o más que los propios protagonistas.

Porno Bizarro

Entramos aquí en todas aquellas prácticas menos convencionales que normalmente suelen causar rechazo en una mayoría de personas. Prácticas como la zoofilia (sexo con animales) o la coprofilia (excitarse con las heces), son algunas de las más comunes.

Como ves, hay una gran variedad de tipos de porno, cada uno enfocado a un tipo de público concreto. Tal vez sea cierto que no te gusta el porno, o que te aburre. O tal vez es que no has visto suficiente y aún no has descubierto lo que encaja con tus preferencias.